Imaginad la escena: para tomar el metro de la ciudad de San Petesburgo hace falta bajar hasta los 110 metros de profundidad.
¿Un desafío para las leyes de la física? Sin dudas. Los arquitectos e ingenieros de esa ciudad han debido realizar un intenso trabajo para superar las dificultades geológicas de la región y es por eso que esta red de metros llama la atención no tanto por sus estaciones sino porque se encuentra a semejante profundidad, transformándose en el metro más profundo del mundo.
Inaugurado en el año 1955, si bien la profundidad media es de 60 metros en algunos sectores se llega hasta los 110 metros bajo tierra debido a que la obra tuvo lugar sobre una zona pantanosa que pasa por debajo del río Neva.
Otra de las razones por las que esta vasta red de transporte llama la atención es por su decoración. Construida durante la época de Stalin, los mármoles, las columnas y un estilo por momentos recargado revisten las estaciones más antiguas, constrastando con la decoración más despojada de las más modernas.
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