jueves, 19 de noviembre de 2009

Capital mexicana mete el acelerador a su transporte público

A pesar de su escasez de fondos, la capital de México seguirá adelante con la creación de líneas de autobuses y "ciclopistas" el año próximo, alentada por el prestigioso reconocimiento que recibió recientemente por su sistema de tránsito de clase mundial, que ha reducido la contaminación en una de las ciudades más grandes del mundo.

El alcalde Marcelo Ebrard visitó esta semana la Universidad de Harvard para recibir el premio Familia Roy para Sociedades Ambientalistas en reconocimiento al sistema de autobuses Metrobús, que cumplió cuatro años.

Financiado por impuestos locales y un préstamo del Banco Mundial, el sistema Metrobús abrió en 2005 con una línea a lo largo de 12 millas de una avenida central de la ciudad de México, para complementar su tren subterráneo, sobrecargado y envejecido.

En cuatro años la red de Metrobús, que funciona con base en autobuses articulados Volvo, Mercedez-Benz y Scania, agregó una línea más y alargó la extensión de la primera, atendiendo a más de 450.000 personas cada día que pagan menos de 75 centavos de dólar por viaje.

Como resultado, el Metrobús ha reducido las emisiones de dióxido de carbono en unas 80.000 toneladas anuales, "y no sólo en la atmósfera de la Ciudad de México, sino del planeta", dijo el jueves el director general del sistema, Guillermo Calderón Aguilera.

Pese a que la Ciudad de México es notoriamente una de las metrópolis más congestionadas del planeta, con más de 20 millones de habitantes y seis millones de automóviles, ya no es "la ciudad más contaminada del mundo", una etiqueta indeseable que le otorgó Naciones Unidas en 1992.

Las autoridades capitalinas sostienen que sus autobuses, trenes subterráneos, sendas especiales para bicicleta y una prohibición para que los automóviles viejos dejen de circular un día a la semana han logrado reducir en 75 por ciento los gases más contaminantes, pero la ciudad todavía lucha contra el esmog y los atascamientos de tránsito.

La recesión mundial golpeó fuertemente este año a la Ciudad de México, poniendo bajo riesgo a las planeadas mejoras al sistema de tránsito público.

El alcalde Ebrard dijo el jueves que ha enfrentado problemas para mantener en operación los servicios públicos debido a los difíciles tiempos financieros. Dijo que definitivamente el premio medioambiental de la Universidad de Harvard vino en un momento crucial.

"Nos llega en muy buen momento este reconocimiento porque sí necesitamos tener mucho ánimo y resolución para que en el 2010 no se frenen todos los proyectos", agregó, comprometiéndose a instalar dos nuevas líneas del Metrobús en 2010 y extender la red de vías para uso exclusivo de ciclistas.

Esas son buenas noticias para los residentes, que podían pasar hasta dos horas viajando en autobuses viejos a lo largo de la extensión original del corredor del sistema. Una unidad actual del Metrobús recorre ahora la misma ruta en aproximadamente 55 minutos.

Los autobuses limpios y silenciosos también han permitido el retiro de 839 de los 28.000 microbuses de la ciudad, conocidos como "peseros" porque su tarifa original décadas atrás era de un peso.

Los accidentes se han reducido en un 30% en el área donde presta servicio y ha animado a un 6% de los conductores de vehículos privados a cambiarse al transporte público.

Associated Press

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