Gracias a Gato_Félix
La Línea 1 del Metro registra un incremento notorio de demanda desde que
fuera lanzado el segundo tramo de su recorrido. Las ventajas que
ofrece, en términos de servicio y ahorro de tiempo, son evidentes y, sin
duda, nos pone al nivel de las grandes urbes. Aquí el trayecto y las
expresiones del usuario.
“Tengo una vista panorámica impresionante”, detalla don Enrique
Mendizabal (96) a uno de sus familiares vía telefónica. Sentado en una
silla de ruedas frente a una de las amplias ventanas que ofrecen los
vagones del Metro de Lima, Mendizabal afirma, con voz todavía clara, que
decidió hacer el recorrido para satisfacer uno de sus tantos deseos.
“Quise venir para conocer.
He tomado el tren de Londres,
París, Tokio y Nueva York; y el servicio que nos ofrecen es el mismo”,
agrega, robándose la atención de otros pasajeros.
Desde el
histórico distrito de Villa El Salvador hasta la pujante zona de San
Juan de Lurigancho, el servicio del Metro de Lima tarda 54 minutos, a
veces un minutos más, pero esto ha sido suficiente para que la demanda
de sus servicios crezca a toda velocidad. Desde que se inauguró
oficialmente el segundo tramo, la cantidad de viajeros aumentó en 80%
aproximadamente. “Hemos tenido un incremento considerable. Nuestro
promedio diario era de 150,000 personas, solo el día de la inauguración
llegamos a 220,000 y en los días sucesivos hemos tenido picos de 240,000
viajeros”, señala Rodrigo Fernández de Paredes, gerente de relaciones
institucionales de la Línea 1 del Metro de Lima.
En la
estación Bayóvar –último paradero en Juan de Lurigancho– algunas
personas aún conservan la costumbre de estirar el brazo para que la
unidad de transporte se detenga. Ingresan tranquilos, tratan de sentarse
en lo que suponen ellos es la zona más segura, pero todos comentan lo
bueno que es el servicio y contemplan esa ‘selva de cemento’ llamada
Lima, que deja cientos de imágenes urbanas en el camino. Durante el
trayecto, Elsa Wong (48), junto a su madre de 78 años y su hijo de
apenas 7, decide registrar su periplo con un selfie y pequeñas capturas
de video. “Estamos yendo hasta el último paradero de Villa El Salvador y
es la primera vez que subimos al Tren Eléctrico. A mí me servirá mucho
porque se ahorra tiempo y dinero”, señala Elsa. Como ella, muchos otros
sacan sus celulares para perennizar el viaje.
Veloz y seguro
Existe
todo un sistema de videovigilancia que nos alerta de situaciones
inesperadas que puedan darse dentro de las unidades del tren, como robos
e incluso casos de acoso sexual durante el viaje. “Contamos con el
apoyo de la Policía Ferroviaria, además del personal de seguridad
privada que supervisa que todo esté en orden”, nos dice Rodrigo
Fernández.
Por si fuera poco, los propios pasajeros tienen
la posibilidad de presionar un botón para comunicarse con el conductor y
señalar cualquier situación anómala que pudiera ocurrir, para que este
se comunique de inmediato con los agentes del orden.
Fernández
de Paredes agrega que estos casos fueron puestos a disposición de la
Policía, con la que se trabaja permanentemente para dar seguridad al
público. “En algunos casos se hacen las denuncias, en otros no; pero si
es necesario, aportamos las pruebas, lo que no ha ocurrido mucho
felizmente.”
Estamos por llegar al paradero final;
sorprendidos miramos el cronómetro del celular: 54 minutos y 3 segundos.
Una sensación de bienestar se dibuja en los rostros de nuestros
habitualmente ‘zarandeados’ usuarios del servicio público de transporte.
No más. Ahora hay servicios de primera, como dijo don Enrique
Mendizabal, mismo Nueva York. Elsa y su familia hacen un selfie más. El
recorrido ha llegado a su fin. (Renato Pajuelo)
http://www.elperuano.com.pe/edicion/noticia-tren-para-todos-20859.aspx
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