domingo, 31 de julio de 2011

Un tren eléctrico lleno de oportunidades para el comercio minorista

Ninguna de las 16 estaciones está abastecida de todos los bienes y servicios. Supermercados, bancos y farmacias deben evaluar bien el formato por usar


ALEJANDRA COSTA
Después de que el tren eléctrico se abra completamente al público el 7 de octubre, se espera que al menos 9.200 personas transiten por la estación de Villa El Salvador en hora punta. Sin embargo, el análisis que ha hecho Mapcity.com de la oferta comercial y de servicios en el área de influencia de las 16 estaciones muestra que esta es una de las más desabastecidas de bancos, restaurantes, hoteles, supermercados, centros de salud, farmacias y hasta puestos de venta de periódicos.
“Hemos analizado el área alrededor de las estaciones a la que la gente puede llegar caminando durante 10 minutos y vemos que cada una de ellas representa oportunidades para operadores comerciales, pero que estas podrán ser mejor aprovechadas por los que apuesten primero, porque proyectamos que en unos cinco años el valor de los terrenos en estas zonas se va a multiplicar”, señala Fernando Horna, gerente general Perú de Mapcity.com.

Horna explica que los llamados a iniciar la invasión del comercio en estas áreas serán los supermercados y los bancos, los que naturalmente atraen a otros negocios como restaurantes y farmacias. “Lo que se debería hacer es consolidar zonas comerciales adyacentes a las estaciones con un mix que permita satisfacer todas las necesidades de los transeúntes”, comenta.

UNA POR UNA
¿Pero cuáles de las estaciones tienen mayor potencial? “En realidad todas, porque se asegura un flujo determinado de personas, pero las terminales Grau y Villa El Salvador, en las que los pasajeros deben caminar para tomar otro medio de transporte, están llamadas a convertirse en verdaderos polos comerciales en unos años”, considera.

Liliana Alvarado, directora del Área de Márketing de la Escuela de Posgrado de la UPC, coincide con que los sistemas de transporte como el Metropolitano y el tren eléctrico son beneficiosos para el comercio porque permiten a los minoristas predecir por qué zonas van a transitar los consumidores y hasta durante qué horas.
“El beneficio de los sistemas de transporte público con estaciones es que se concentra el flujo de gente en una serie de puntos y no como hasta ahora, que las personas transitan de manera casi imprevisible porque no existen paraderos”, señala.
Sin embargo, como se puede comprobar en una visita a la zona comercial de la estación central del Metropolitano, operada por Real Plaza, no todos los negocios funcionan en un área de tránsito.
“Tener éxito o no depende de cuán bien se defina qué productos y servicios se van a ofrecer. No es lo mismo colocar un restaurante de cinco tenedores que un puesto de papas rellenas al paso. Una propuesta como esta última tendría más sentido cerca de una estación de transporte público, porque la gente está transitando de un lugar a otro y no quiere perder tiempo”, señala Alvarado.

Horna considera que en todas las estaciones no se dan las condiciones para colocar un supermercado de 4.000 m2, pero que los operadores deberían desarrollar formatos más pequeños con productos de primera necesidad y compra espontánea, como tiendas de conveniencia.
“Los operadores deben analizar cuánta población vive alrededor de la estación y de qué nivel socioeconómico es para definir qué formato le conviene abrir, sin importar el giro del negocio, que puede ser un banco, un restaurante, un supermercado o una farmacia”, explica.

Alvarado agrega que se debe considerar qué oferta comercial existe en la zona para poder diferenciarse de ella y también para apoyarse en ella. Efectivamente, estar cerca de un supermercado puede ser fatal para una bodega, pero beneficioso para una farmacia, que se alimenta del flujo de compradores.
“Se debe tener claro que el consumidor está yendo de un lugar para otro, así que no está dispuesto a cargar grandes paquetes, a menos que esté ya de camino a su casa, así que la oportunidad es para tiendas de accesorios, restaurantes de comida rápida y otros formatos por el estilo”, finaliza Alvarado.

El Comercio

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