Día de la Mujer: estas chicas hacen funcionar el metro de Lima

• Luis García Bendezú
• Redactor de Sociedad
• @condedemaldoror

Si el tren eléctrico de Lima hubiera funcionado desde 1988, como lo prometió el primer gobierno aprista, es poco probable que una mujer haya trabajado ahí. “El país era otro, la ciudad era más prejuiciosa”, piensa Louana Martel, de 29 años, una de las pocas especialistas en mecánica de trenes del país. Hoy, ninguno de los 24 vehículos que operan en la línea 1 circula sin su supervisión o la de su equipo.

Martel era la única mujer en el área de talleres cuando empezó a trabajar en el metro, en el 2011. Al principio, ella sintió el rechazo de ciertos compañeros de planta. “Los hombres me miraban como un bicho raro, comentaban que no podría con el trabajo”, recuerda. Martel no solo se quedó a trabajar en el metro, sino también se obsesionó con el funcionamiento de los trenes y se capacitó lo más que pudo.

Louana Martel sabe todo lo necesario para poner a andar un tren eléctrico. Ella encabeza un equipo de cien técnicos que, durante la madrugada, analiza cada detalle de los trenes, desde el desgaste de las ruedas hasta los sistemas de comunicación. De no ser por este trabajo, los coches que transportan a más de 300 mil pasajeros al día podrían descarrilarse o detenerse en pleno viaducto.

AL MANDO DEL TREN

Las mujeres que trabajan en el metro de Lima no solo se involucran con la supervisión de las máquinas; de los 96 conductores que tiene ese sistema de transporte, 20 son mujeres. Se trata de jóvenes como Vanessa Neira, quien maneja los trenes del metro desde hace tres años para sostener a su familia que vive en San Juan de Miraflores.

“Lo que me ha enseñado el metro es la importancia de la puntualidad. Yo tengo que sacar mi tren a las 6 a.m. Si no cumplo, se arruina la organización”, explica Vanessa tras mostrarnos su licencia de conductora de trenes que le entregó el Ministerio de Transportes y Comunicaciones. El carnet, por cierto, solo le permite manejar los vehículos de la línea 1 y no las locomotoras del Ferrocarril Central.
Vanessa tiene dos hijas de 10 y 6 años. Al igual que Louana, ella cree que una limeña tiene hoy más oportunidades para salir adelante que hace algunos años. Lo nota, sobre todo, cuando ve que ahora hay más empresas dispuestas a contratar a madres como ella o a mujeres embarazadas.

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