lunes, 8 de septiembre de 2014

Javier Prado; El corredor que empieza a calentar

Gracias a Pierce

En unas semanas se iniciará la fase de pruebas del eje vial Javier Prado-La Marina. Domingo visitó uno de los patios de Polo Pérez, gerente de una de las empresas del consorcio Javier Prado, quien dice estar listo. Como para que este arranque no sea a empujones. 
 
Texto: Renzo Gómez Vega
Fotografía: Juan Pablo Ayala
-Tío maldito.
-Y a esto le llaman reforma.
-Baja, bajaaaa. ¿No escuchas o qué? ¡Rápido!

Es la tarde del martes, en el cruce de las avenidas Bolivia y Garcilaso, en el Cercado. Moisés Alejandro (45) aprieta el timón con fuerza. Ese círculo de metal es su mejor aliado en estos momentos de furia.
Una mujer que quiere bajar por adelante a empellones, una inmensa fila de gente ansiosa por subir,  y medio bus que le revienta los oídos por culpas ajenas. Moisés Alejandro respira. Mira hacia adelante. Aferra sus manos, una vez más, al timón, y arranca.
“Las personas nos gritan como si nosotros habláramos con la señora Villarán. Hay que quedarse callado nomás”, me dice dos días después, en una de las oficinas de Polo SAC, en  la urbanización El Naranjal, en Los Olivos.

Moisés es por ahora un 'retén'. Es decir, un chofer que reemplaza a algún compañero enfermo del Corredor Arequipa-Garcilaso-Tacna. Es alguien que espera su turno para ser insultado.
En realidad, él se prepara para el corredor complementario Javier Prado-La Marina, que recorrerá 18,4 kilómetros, pasando por diez distritos de la capital, desde las avenidas Javier Prado Este y La Molina hasta la intersección de Elmer Faucett y Venezuela.
Si bien en un inicio este eje vial iba a operar en agosto, el retraso del Corredor Arequipa-Garcilaso-Tacna postergó su 'marcha blanca' o fase de pruebas.

CUIDAR LA VIDA

“El manejo defensivo es el arte de conservar la vida. La vida de ustedes, la de nosotros y sobre todo la de los pasajeros”, repite Abdón Aguirre, uno de los capacitadores de la empresa Polo SAC, a cinco conductores atentos.
Este huancavelicano, de 43 años, instruye a los choferes  en el oficio de guardar la calma y de conocer al detalle el vehículo en el que llevarán  a miles de personas a diario.
Desde principios del año pasado sus charlas dejaron de ser esporádicas para ser obligatorias y permanentes. Cada conductor recibe una lección semanal, durante su jornada laboral, haciendo un total de 48 horas anuales.

La capacitación está divida en tres módulos: conocimiento del tren motriz, conducción económica y manejo defensivo. El primero consiste en saber qué tipo de motor, caja de cambios y corona (el componente que mueve las ruedas) con los que se cuenta. Además del manejo de los 'testigos electrónicos', las luces intermitentes del tablero que, de acuerdo al color, indican si hay baja presión de aire, filtros de combustible obstruidos, entre otros.

La conducción económica no es más que el intento de mantener un rango del tacómetro –dispositivo que mide las velocidades– para no consumir combustible de más. El manejo defensivo, por su parte, es un adiestramiento de fieras. Se basa en arrancarles el instinto salvaje del correteo para implantarles el chip de los paraderos autorizados. De que cuiden y se cuiden. Así de simple.
“Nos están haciendo reflexionar. Para qué. Todo bien”, comenta Edar Saavedra (30), como un paciente en rehabilitación. Un año atrás transitaba por la ruta A de la 73. Iba por Carlos Izaguirre  hasta San Gabriel, en Villa María del Triunfo. Como la mayoría de empresas informales no estaba en planilla y ganaba por porcentaje. El 12% del bruto de cada día trabajado. Como 120 soles en promedio.

Sin embargo, esa cantidad  nada despreciable  es relativa. “Día que trabajas, ganas. Día que te enfermas, fuiste”, interviene Juvenal Tumpay (29). “En la combi trabajaba 16 horas, de 5 de la mañana a 9 de la noche. Era matado”, añade Giancarlo Sulca (26). “Yo he trabajado 15 días seguidos para pagar la matrícula de mis cinco hijos”, confiesa Miguel Alburquerque (54).
Al estar en planilla perciben 1,400 soles. 700 soles menos aproximadamente pero con beneficios. Ocho horas de chamba. Y, claro, están libres de la competencia desleal.“Es menos dinero pero ganaré mi tranquilidad. Más horas de sueño y un trato digno”, sentencia Moisés.


AL MANDO

Polo Pérez (47) odiaba su nombre. Por eso, cuando hace más de diez años, estaba buscando uno para su empresa, renegó un poco al dejarse convencer por su mamá.
Polo SAC es ahora un grupo empresarial. Un monstruo de tres cabezas: Consorcio Vía, Polo SAC y Santa Rosa de Lima. Junto a Los Laureles, Polo SAC es una de las compañías del Consorcio Javier Prado y tiene tres de los seis paquetes de servicio. 2.1: desde Faucett hasta Cieneguilla; 2.4 y 2.5: desde Faucett hasta la avenida La Molina.

Y, por si fuera poco, es una de las siete empresas que integran el Consorcio Perú Bus, que recorrerá la ruta Panamericana Norte-Evitamiento-Panamericana Sur, previsto para antes de diciembre.
Para darse abasto en el corredor Javier Prado-La Marina, Pérez pondrá una flota de 300 buses Patrón (Euro IV). 24 de ellos serán articulados, como los de El Metropolitano, con capacidad para 160 pasajeros. Una de las principales novedades.

De ahí que se tenga la necesidad de adquirir más patios de autos. De 30 mil metros por lo menos. Este donde nos encontramos, de 3 mil, es provisional.
“Estos proyectos toman tiempo. En Chile hubo muchos reclamos, pero ahora el Trasantiago es el mejor sistema de transporte de Sudamérica”, dice enérgico este tarmeño, quien alternó durante tres años sus clases de ingeniería mecánica, en la Universidad de San Marcos, con jornadas al volante. Sí, Polo empezó como chofer. Manejaba el autobús de su padre. Salía de Flor de Amancaes, pasaba por la Vía Expresa y terminaba en Surco.

Quizá por ese pasado es que Polo Pérez confía tanto en su gente. Incluso en los 'faltosos'. “Estar en otro ambiente modifica tu actitud. También incluiré a choferes con papeletas. Ellos van a cambiar su chip. Se acabaron los asesinos”, jura.
El 50% de los choferes de Polo SAC están en planilla. Pérez dice que es porque ellos mismos se resisten. No solo por el monto inferior, sino porque muchos de ellos tienen juicios por alimentos.
“Es un aspecto que no se toma en cuenta. Es muy común que tengan dos o tres familias. No les conviene estar alineados porque les 'mochan' todo”, dice. De todas formas, su idea es subir cifras progresivamente. Los del corredor, claro, sí están en regla.

El viernes pasado una turba de manifestantes, armados de palos y piedras, se enfrentaron a los policías entre los jirones Pizarro y Virú, en el Rímac. Invadieron la troncal y se dieron el gusto de bloquearla hasta la 1 de la tarde.
Gustavo Guerra García, presidente de Protransporte, denunció que esas personas eran contratadas por empresas del Callao, contrarias a la reforma.
“El problema del transporte urbano es su cariz político. A eso súmale el boicot. Están yendo con gente a los paraderos. Así no se hace patria”, dice Polo Pérez, quien en el 2009 lideró la Sociedad de Transporte Urbano Lima y Callao.

Para Ángel Mendoza, asesor legal del Consorcio Javier Prado, es un tema de cultura.  “El usuario no está acostumbrado a caminar. Quiere que lo dejen en su casa. Tampoco quiere hacer cola. Es increíble de lo que nos quejamos”.
Este 22 de setiembre, Polo Pérez firmará el contrato de concesión. Será por diez años. Aun así se muestra  incrédulo. “No sabemos qué hará la nueva administración. Si continuará con el cambio o no”.
Mientras tanto, a unos metros, Abdón Aguirre sigue con su prédica. “El manejo defensivo es el arte de conservar la vida. La vida de ustedes, la de nosotros y la de los pasajeros”. Sus alumnos, los choferes que se estrenarán en la complicada Javier Prado, lo escuchan.

http://www.larepublica.pe/07-09-2014/el-corredor-que-empieza-a-calentar 

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